dissabte, 8 d’agost del 2015

HOGAR, ENÉSIMOQUINTO DULCE HOGAR

Renne Magrete

Había una vez mi casa, que era otra, y al regresar de cualquier sitio el camino era distinto, el abrir de la puerta y el entrar.
Hubo cuando siempre esperaban los mismos dentro y también hubo cuando nunca sabía quién podía llegar. Hubo un portal  luminoso, hubo cuando al cerrar se notaba la humedad, cuando saliendo prometía un regreso, cuando llegar se hacía en dos veces, la primera  antes y la segunda después de los incontables escalones verdes…
Una vez hubo un silencio a padres y hermanos recién dormidos, un olor a los mismos acabados de despertar, hubo cuando el olor eran cenizas de fuegos, de los demás, y a veces hubo también la acidez del olor a café templado (tan idéntica siempre, por cierto, que he pensado que así huele el descuido), hubo  olor a desorden empolvado, a recién pintado...  Hubo el eco del principio y el eco del final, varias veces. Hubo el seis, hubo el doce, tal vez el uno, el ocho y el siete juntos,  el no volver y el no querer quedarme sola.

Ayer estabas cuando llegué y todo parecía en su sitio, como siempre lo parece estar.