dilluns, 23 de març del 2015

CIRCUITOS


Iñaki Otaola


Me entretengo a pasear con la mirada por las venas de unas manos ancianas, casi por fuera  de su piel, y pienso en los ríos de un mapa.

El vagón está lleno, gente entrando y saliendo en cada parada, todo el mundo transita. El metro, los pasajes subterráneos, arriba las calles donde cabe todo,  casas calladas que observan un pensamiento tras otro, voces mezcladas, los viajes del recuerdo. Alguien que nos piensa mientras recorre senderos, los mosquitos que transvasan la sangre y dejan sus huevos, los leones bajo el sol de la sabana y las ballenas que cantan bajo la lluvia del Océano. Los locos circuitos del  infinito que somos, la minuciosa sangre que nos bombea y los filamentos que nos tejen, cuerpos, cada sinapsis constante que explosiona en mi y en ti,  y todos los organismos que respiran y los cuerpos inertes que no pueden, el oxigeno inhalado y su correspondiente exhalación, y los humos de la combustión y su correspondiente expulsión, el agua por las cañerías, la electricidad, la luz y sus prisas, todas las ondas y los alambres que ya no conducen nada, el magnetismo y los caminos de cables y los caminos secretos y las rutas de las aves que migran,  las mascotas en nuestras casas y los parques y los bosques donde nos llevan a pasear, el correteo de un niño en pijama por la mañana, las agujas del despertador, el tic y el tac y el engranaje ilustre que lo empuja. Los sueños, la respiración nocturna y los ronquidos, los gases, los desagües, las cloacas, las hierbas infusionadas y  los fármacos a toneladas en camiones, los peajes, los bolsillos rotos, los porros de boca en boca, la saliva y los microbios, el amor y el odio, las miradas, las mentiras, las miradas que hablan solas, las clandestinas, el deseo,  las pasiones, el sudor que brota de los poros de la piel y resbala, la piel que se escama y cae, y el pelo que también cae, la tierra y el polvo, las hormigas, el aire y sus corrientes, y las corrientes del mar, las corrientes políticas, las religiosas, lo corriente y lo raro, la música, el intangible viaje del sonido y el extraño secuestro de  nuestras almas, el pornoterrorismo, el hilo del que penden las cabezas, las nubes llenas, la espiral del tiempo, la hoja caduca que vuela y la oruga lenta que dibuja restos, la tortuga centenaria, la luz al otro lado del túnel, el agua de los ríos y los ríos secos. Me bajo en esta estación.